El
autor Carlo Maria Martini es teólogo
Jesuita con gran prestigio por sus obras dentro y fuera de la iglesia. El texto
de Martini responde preguntas y problemáticas para la fe y la iglesia con
respecto al ser humano según su perspectiva actual.
En
este capítulo VI “por una iglesia abierta”, rescata la comunicación con todos,
sean creyentes o no, jóvenes o ancianos, para que como comunidad de fe
cristiana esto nos conduzca a una restauración paulatina de prejuicios o
defectos internos. No debemos obstaculizar el dialogo. Esto es lo que subraya
en cada una de sus respuestas. Debemos dar la importancia de ella en el mundo actual, por la pluralidad inmensa y los
cambios sociales que han llegado con el tiempo para que de esa forma los retos
que la fe propone, de a pocos sean sobrepasados. De esa forma la iglesia y el
ser humano no se opondrán en sus valores más importantes. El Concilio del
Vaticano fue una representación en su época de la valentía de muchos para
aceptar las limitaciones que nos ponía a la iglesia y la necesidad de busque
para producirlas. Al final puedo decir que el autor cree importante un cambio
necesario acorde a la sociedad mediante un dialogo abierto y respetuoso. El
cual el único objetivo sea hacer de la iglesia y el mundo una convivencia
pacífica.
En
mi opinión la iglesia como organización dirigida por seres humanos se encuentra
llena de defectos y para que esta sea abierta en general falta mucho. Tengo fe
de que pasara, lo que no puedo aceptar es la paciencia en que llevan los temas más
actuales. Las preocupaciones que nos acongojan a los creyentes nos separan
constantemente por las lentas decisiones de nuestros guías “espirituales”. Solo
son unos pocos las personas que pueden dar a tu corazón las respuestas
espirituales que necesitas oír. Y son ellos los únicos valientes que se
encuentran escondidos o maldecidos por buscar dichos cambios. La juventud
olvido la fe porque esta no se supo colocar en la vida cotidiana. Y así para
muchos se terminó por separar la espiritualidad y la realidad, predicación y
acción. El Concilio del Vaticano II y la iglesia aún tienen muchos desafíos que
afrontar antes que otro concilio se vuelva a iniciar. Esperemos que la iglesia no agote el amor humano he
imperfecto por Dios de algunos creyentes. Con lo que por mí respecta la
debilidades de la iglesia no me separar del amor inmenso a Dios a mis
semejantes, sean homosexuales, judíos, ricos, etc. Sera el cambio personal y
las acciones de las masas que impondrán.
R.M.E.P.